Pesarios ¿Qué son y para qué se usan?

Pesarios ¿Qué son y para qué se usan?

Un pesario es un dispositivo de ayuda que se coloca en el interior de la vagina y sirve para elevar y dar soporte a los órganos internos cuando han sufrido un descenso o prolapso. Se usan desde épocas antiguas de nuestra civilización. 

Los prolapsos ocurren debido a la pérdida o debilidad de la capacidad de sostén de los diferentes tejidos encargados de dar soporte a los órganos como por ejemplo los ligamentos, la fascia y los músculos; el debilitamiento de estos tejidos puede ocurrir por obesidad, estreñimiento, tos crónica, factores genéticos, parto instrumental, partos múltiples, cirugías y debilidad de la musculatura del suelo pélvico.

Existen diferentes tipos de prolapsos según el órgano o los órganos afectados y se clasifican según su gravedad (que tanto protruyen).

Los prolapsos leves pueden cursar sin síntomas, en los prolapsos avanzados los síntomas mas frecuentes son:

  • Síntomas urinarios: incontinencia, urgencia miccional, sensación de vaciado incompleto
  • Trastornos defecatorios
  • Molestias durante las relaciones sexuales
  • Bulto o sensación de bulto genital

 

¿Cuándo es indicado usar un pesario?

El uso de un tratamiento de prueba con un pesario está indicado en aquellas mujeres con prolapso o incontinencia urinaria de esfuerzo que no desean ser intervenidas mediante cirugía, cuando se necesita retrasar la cirugía durante semanas o meses por diversas causas, cuando hay recurrencia del prolapso o de la incontinencia urinaria de esfuerzo tras cirugías, cuando hay ulceraciones por prolapsos severos y cuando se desea evitar el riesgo de empeoramiento de un prolapso.

 

¿Cómo elegir el pesario adecuado?

Existen muchas formas y tamaños, algunos funcionan como soporte, otros como palanca, otros como relleno de un espacio y otros corrigen ángulos.

Debe ser prescrito por el médico, profesional sanitario o el fisioterapeuta especializado quien realiza la valoración, medición y pruebas para determinar el tamaño más adecuado en cada caso.

Algunos profesionales sanitarios pueden colocar los pesarios de manera fija en la consulta ginecológica lo cual puede provocar cierto rechazo al tratamiento ya que se requieren revisiones periódicas para controlar las posibles ulceraciones resultantes de llevarlos insertados por largos periodos de tiempo, pero además limitan la actividad sexual ya que impiden la penetración. Son pocos los casos en los que es necesario llevarlos de manera permanente.

En la mayoría de casos los pesarios se pueden llevar de manera puntual facilitando la inserción y retirada por parte de la propia paciente lo cual facilita su permanencia en el tratamiento.  Durante la consulta con el especialista, la paciente aprende como colocar y retirar su pesario y como higienizarlo, de esta forma puede retirarlo por períodos de tiempo de descanso y durante las relaciones sexuales facilitando la aceptación del tratamiento y previniendo los efectos de llevarlo continuamente sin descanso. Estos dispositivos son una gran ayuda y permiten libertad de movimiento. Si bien un pesario no elimina o cura un prolapso, lo corrige mientras se lleva puesto.

 

Contraindicaciones

Existen muy pocas contraindicaciones con respecto al uso de pesarios:

  • Cuando hay infección local sin embargo una vez finalizado el correspondiente tratamiento se pueden usar.
  • Padecimiento de alguna enfermedad o discapacidad que le impida a la paciente colocar y retirar el pesario por si misma.
  • Alergia al material del que esté hecho el pesario.
  • Úlceras vaginales.
  • Dificultad para poder asistir a las consultas de seguimiento por el riesgo de desarrollar fístulas por erosiones que no se puedan detectar en las consultas.

El uso de un pesario además de ser efectivo es económico ya que van desde los 20 a los 60 euros. Son imperceptibles al llevarlos puestos y pueden usarse para prevenir impactos en el suelo pélvico a la hora de hacer deportes aún sin tener prolapso.

Si estás interesada en saber más acerca de los prolapsos no dudes en contactarme.

 

Autora: Carla Villalobos, fisioterapeuta especialista en suelo pélvico

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